Los cuentos de Jorge Luis Borges, "El inmortal" y "El muerto", son complejos laberintos narrativos que exploran las profundidades de la condición humana. Al examinarlos desde las perspectivas críticas del marxismo y la filosofía existencial de Martin Heidegger, emergen fascinantes interpretaciones sobre la naturaleza del poder, la alienación, el deseo y el significado de la existencia frente a la finitud.
La crítica marxista se enfoca en cómo las relaciones económicas y de poder estructuran la sociedad, generando alienación y conflicto. Aplicada a Borges, esta perspectiva ilumina las dinámicas subyacentes en las luchas de sus personajes.
Borges presenta dos caras del poder:
En ambos relatos, la búsqueda de poder conduce a una profunda alienación, aunque de distinta índole.
La inmortalidad, lejos de ser una liberación, se convierte en una fuente de alienación existencial. Al obtener la vida eterna, Rufo y los otros inmortales se desconectan de lo que define la humanidad: la finitud, el valor del tiempo, la singularidad de la experiencia y la memoria coherente. La inmortalidad se vuelve una especie de "fetiche", un objeto de deseo que, una vez alcanzado, domina y vacía al sujeto, despojándolo de propósito y significado. Viven en un presente eterno y monótono, alienados de sí mismos y de cualquier sentido de comunidad o progreso.
Ilustración relacionada con la obra de Borges, evocando sus temas recurrentes.
La alienación de Otálora es de carácter socioeconómico y político. Su deseo de poder y ascenso dentro de la banda lo lleva a internalizar los valores brutales y la lógica de dominación de esa estructura social. Se convierte en un engranaje, un peón manipulado por Bandeira, perdiendo su autonomía y su propia identidad en el proceso. Su vida y muerte están determinadas por las reglas de un sistema opresivo que lo utiliza y descarta. Representa al individuo alienado por las relaciones de clase y poder material, reducido a una función dentro de una maquinaria que escapa a su control.
Desde una perspectiva marxista, el deseo no es puramente individual, sino que está condicionado por la estructura social. En "El inmortal", el deseo de trascendencia puede verse como una aspiración alienada, quizás un escape de las contradicciones de la existencia finita dentro de estructuras sociales dadas. En "El muerto", el deseo de Otálora por el poder y el reconocimiento está claramente mediado y definido por la jerarquía criminal y sus códigos de honor y violencia. En ambos casos, el deseo no conduce a la realización personal, sino que se enreda en las lógicas del poder y la alienación impuestas por la estructura (sea esta metafísica o social).
Aunque Borges rara vez ofrece críticas sociales explícitas al estilo marxista, sus cuentos a menudo exponen cómo las estructuras —ya sean metafísicas, sociales, políticas o criminales— imponen jerarquías y reglas que limitan y, a menudo, destruyen al individuo. La búsqueda desenfrenada de poder, ya sea material o sobre la existencia misma, conduce a paradojas destructivas y a la disolución del yo. Las estructuras sociales, en la visión implícita de Borges, parecen ser laberintos que atrapan al ser humano, donde la competencia y la dominación (reflejadas tanto en la ciudad de los inmortales como en la banda de Bandeira) generan fragmentación y deshumanización, un eco de las críticas marxistas a los efectos alienantes del capitalismo y otras formas de organización social basadas en la explotación.
La filosofía existencial de Martin Heidegger, particularmente su concepto del "Ser-para-la-muerte", ofrece una lente poderosa para analizar cómo la relación con la finitud modela la existencia humana en los cuentos de Borges.
En "Ser y Tiempo", Heidegger postula que el ser humano (Dasein) es fundamentalmente un "Ser-para-la-muerte" (Sein-zum-Tode). La muerte no es solo un evento biológico final, sino la "posibilidad más propia, incondicionada, cierta, indeterminada e insuperable" del Dasein. La conciencia y anticipación de esta finitud radical es lo que posibilita la autenticidad (Eigentlichkeit): vivir una vida asumida como propia, con resolución, enfrentando la propia mortalidad en lugar de huir hacia las distracciones impersonales del "se" (das Man) o la existencia cotidiana inauténtica.
El cuento "El inmortal" es una exploración casi perfecta de las consecuencias de eliminar este límite fundamental. Al volverse inmortal, Marco Flaminio Rufo pierde la estructura que la finitud impone a la existencia:
Borges ilustra vívidamente cómo la ausencia del límite de la muerte despoja al ser de su capacidad para proyectarse hacia un futuro significativo y, por lo tanto, de la posibilidad misma de la autenticidad.
El Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires, lugar asociado a Borges y que evoca la reflexión sobre la muerte y la memoria.
En contraste, "El muerto" presenta la muerte como un destino inevitable y violento. La vida de Benjamín Otálora está marcada por esta finitud, aunque su existencia parece vivirse de manera inauténtica, consumida por la ambición dentro de una estructura ajena. Su muerte no es el resultado de una anticipación resuelta que abre a la autenticidad, sino el desenlace trágico de una vida vivida según los dictados del poder y la ambición.
Sin embargo, la inevitabilidad de su muerte subraya la condición de Ser-para-la-muerte. Podría interpretarse irónicamente: Otálora solo comprende (quizás) su verdadera situación y finitud en el instante final, demasiado tarde para una elección auténtica. O bien, su historia resalta cómo, incluso en una vida inauténtica, la muerte sigue siendo el horizonte último que define la existencia humana.
Desde la perspectiva heideggeriana, la comparación de ambos cuentos es reveladora. "El inmortal" demuestra que la autenticidad requiere el límite de la muerte; su eliminación anula el sentido y la posibilidad de una vida resuelta y propia. "El muerto" sugiere que la mera presencia de la muerte como final no garantiza la autenticidad; se requiere una confrontación consciente y una asunción de la propia finitud. En conjunto, Borges parece afirmar, a través de estas ficciones, la idea central de Heidegger: que nuestra mortalidad, lejos de ser una simple limitación, es la condición fundamental que estructura y posibilita una existencia humana significativa y auténtica.
Este gráfico compara "El inmortal" y "El muerto" a través de varias dimensiones temáticas clave analizadas desde las perspectivas marxista y heideggeriana. Las puntuaciones son interpretativas y buscan ilustrar las diferencias de énfasis entre los dos relatos:
El siguiente mapa mental visualiza las conexiones entre los cuentos de Borges, las perspectivas filosóficas aplicadas y los conceptos centrales discutidos:
Para profundizar en las complejidades de "El inmortal", el siguiente video ofrece un análisis detallado del cuento. Explora temas como la identidad, el tiempo, la memoria y la búsqueda de sentido frente a la eternidad, complementando la perspectiva heideggeriana sobre la pérdida de autenticidad que surge con la inmortalidad. La discusión visual puede ayudar a comprender mejor la atmósfera y las implicaciones filosóficas que Borges teje en esta narrativa.
La siguiente tabla resume y contrasta las interpretaciones clave derivadas de aplicar las lentes marxista y heideggeriana a "El inmortal" y "El muerto".
Característica | Interpretación Marxista ("El inmortal") | Interpretación Marxista ("El muerto") | Interpretación Heideggeriana ("El inmortal") | Interpretación Heideggeriana ("El muerto") |
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Naturaleza del Poder | Poder existencial/intelectual (inmortalidad) como fetiche trascendente, quizás reflejo alienado de deseos materiales no cumplidos. | Poder material y social directo (jerarquía criminal), reflejando lucha de clases y dominación económica. | No es 'poder' en sentido heideggeriano, sino la condición de ausencia de finitud. | La estructura de poder determina el destino, pero no es el foco principal; la muerte inminente sí lo es. |
Tipo de Alienación | Alienación existencial de la condición humana, del significado, producto de una búsqueda de poder absoluto (metafórico). | Alienación socio-económica y política: el individuo como producto y víctima de la estructura de poder material. Pérdida de autonomía. | Alienación del ser auténtico (inautenticidad radical) debido a la pérdida del horizonte de la muerte. Disolución en el 'se' (das Man). | Vida potencialmente inauténtica (vivida según el 'se' de la banda), aunque enfrentada a la finitud. |
Rol del Deseo | Deseo de inmortalidad como deseo alienado, posiblemente una sublimación o producto ideológico. Se agota con la eternidad. | Deseo de poder/estatus como producto directo de la estructura social violenta y competitiva. | El deseo pierde su base (la finitud que da valor a la consecución) y se vuelve irrelevante o imposible. | El deseo (ambición) impulsa la acción, pero dentro de un marco existencial definido por la muerte inevitable. |
Visión de la Muerte | Su ausencia (inmortalidad) es la condición que revela la vacuidad de la búsqueda de poder trascendente. | Consecuencia de las relaciones de poder y la estructura social violenta. Fin de la lucha material. | Su ausencia elimina la posibilidad fundamental (Ser-para-la-muerte) que estructura la existencia auténtica. | Es el horizonte inevitable que define al Ser-para-la-muerte, aunque la confrontación auténtica pueda faltar hasta el final. |
Estructura Gobernante | Estructura metafísica que refleja indirectamente críticas a la búsqueda ilimitada (¿capitalista?) de acumulación/poder. Sociedad fragmentada. | Estructura social jerárquica y violenta (banda criminal) como microcosmos de la lucha de clases y la opresión. | La estructura temporal de la existencia (marcada por la finitud) es disuelta, llevando al caos y la indiferencia. | La estructura existencial fundamental es la temporalidad hacia la muerte, aunque la estructura social influya en cómo se vive. |
Autenticidad / Liberación | La liberación requeriría un cambio estructural (visión colectiva vs. individual), ausente en el texto. | La liberación es imposible dentro de la estructura dada; Otálora es víctima. Se requeriría superar la estructura opresiva. | La autenticidad es imposible sin el límite de la muerte. Se requiere recuperar la mortalidad (el deseo final del protagonista). | La autenticidad es posible a través de la anticipación resuelta de la muerte, pero Otálora parece fallar en esto hasta el último momento. |