Estimados futuros profesionales de enfermería, como docente universitario, es un placer guiarlos en la construcción de un documento esencial para una estrategia de educación para la salud. La labor que emprenderán con la población trabajadora universitaria es de suma importancia para el bienestar de nuestra comunidad. Este documento les servirá como hoja de ruta para desarrollar intervenciones educativas efectivas, centradas en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades clave como la Hipertensión arterial, la fiebre amarilla, y la gestión de la alimentación para el control de la glucemia y los lípidos. Es fundamental que adoptemos un enfoque proactivo y utilicemos estrategias didácticas que realmente involucren a los participantes, fomentando un cambio de hábitos positivo y duradero.
La universidad, más allá de ser un centro de formación académica, constituye un entorno social y laboral significativo donde las personas desarrollan gran parte de su actividad diaria. Como tal, es un lugar estratégico para implementar acciones de promoción de la salud. La Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el Sistema Nacional de Salud (EPSP) reconoce la importancia de las universidades como entornos saludables, capaces de influir positivamente en los estilos de vida de estudiantes y trabajadores. La promoción de la salud en este contexto busca no solo impactar en la salud individual, sino también crear un entorno que apoye y facilite elecciones saludables para toda la comunidad.
La participación activa de la comunidad universitaria es crucial para la efectividad y sostenibilidad de estas iniciativas. Al involucrar a la población trabajadora en la identificación de necesidades y en el diseño de las estrategias educativas, se fortalece el sentido de pertenencia y se incrementa la probabilidad de éxito de las intervenciones.
Ustedes, como estudiantes de enfermería, tienen un papel protagónico en este proceso. Su formación les proporciona los conocimientos y habilidades necesarios para actuar como agentes de cambio, educando y motivando a la población trabajadora hacia la adopción de hábitos saludables. Serán facilitadores del aprendizaje, promoviendo la autonomía de los individuos en el cuidado de su propia salud.
La hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular importante. Educar a la población trabajadora sobre sus causas, consecuencias y, lo más importante, sobre cómo prevenirla y controlarla, es fundamental. Los mensajes clave deben incluir:
Aunque la fiebre amarilla no sea endémica en todas las regiones universitarias, la movilidad de las personas hace que la concientización sobre esta enfermedad sea relevante, especialmente para aquellos que viajan a zonas de riesgo. Los puntos a destacar son:
Una alimentación adecuada es piedra angular en la prevención y manejo de condiciones como la diabetes y las dislipidemias. La educación nutricional debe ser práctica y adaptada al contexto laboral universitario. Los temas a abordar incluyen:
Para que la educación para la salud sea efectiva, es crucial ir más allá de la simple transmisión de información. Las estrategias didácticas deben ser activas, promoviendo la participación, la reflexión y la aplicación práctica de los conocimientos. Aquí les presento algunas ideas:
Organizar talleres donde los participantes puedan realizar actividades prácticas. Por ejemplo, un taller de preparación de comidas saludables, una sesión de medición de presión arterial con retroalimentación individual, o una demostración sobre cómo leer etiquetas nutricionales.
Espacios de diálogo abierto donde los trabajadores puedan expresar sus dudas e inquietudes. Fomentar la discusión entre pares y la resolución conjunta de problemas relacionados con la salud.
Utilizar juegos de mesa, trivias o actividades de role-playing para abordar los temas de salud de manera lúdica y entretenida. Esto facilita la comprensión y retención de la información.
Invitar a los trabajadores a crear sus propios materiales informativos (carteles, folletos, videos cortos) sobre los temas abordados. Esta estrategia empodera a los participantes y adapta los mensajes a su propio lenguaje y contexto.
Integrar herramientas digitales como aplicaciones móviles para el seguimiento de hábitos saludables, plataformas en línea para compartir información y recursos, o la creación de grupos virtuales para el apoyo mutuo.
Presentar situaciones reales o hipotéticas relacionadas con la hipertensión, la diabetes o la fiebre amarilla, y guiar a los participantes en la identificación de soluciones y la toma de decisiones informadas.
Combinar la educación con la actividad física, organizando caminatas o sesiones de ejercicio ligero donde se discutan temas de salud relacionados con el movimiento y el bienestar.
El documento que elaborarán debe ser claro, conciso y práctico. Aquí les propongo una estructura:
Presentación de la problemática de salud en la población trabajadora universitaria y la justificación de la estrategia educativa.
Definir qué se espera lograr con la implementación de la estrategia, tanto a nivel de conocimientos, actitudes como de prácticas saludables.
Descripción detallada de la población trabajadora universitaria a la que va dirigida la estrategia.
Especificar los contenidos a abordar en cada uno de los temas clave (Hipertensión, Fiebre Amarilla, Alimentación Saludable).
Describir las actividades y dinámicas que se llevarán a cabo, justificando la elección de las estrategias didácticas activas.
Establecer un calendario para la implementación de las diferentes actividades.
Detallar los recursos humanos (estudiantes de enfermería, docentes), materiales (folletos, equipos de medición, ingredientes para talleres), y tecnológicos requeridos.
Definir cómo se medirá el impacto de la estrategia, tanto en términos de conocimientos adquiridos como de cambios en los hábitos de salud. Esto puede incluir encuestas pre y post-intervención, grupos focales, o seguimiento de indicadores de salud si es posible.
Aspectos a tener en cuenta para garantizar la confidencialidad, el consentimiento informado y el respeto a la autonomía de los participantes.
Plantear cómo se podría dar continuidad a la estrategia en el futuro y posibles áreas de mejora.
Es fundamental realizar una evaluación inicial de las necesidades e intereses de los diferentes grupos dentro de la población trabajadora (personal administrativo, docente, de servicios, etc.). La estrategia debe ser flexible y permitir ajustes en los contenidos y las metodologías según las características de cada grupo. Consideren horarios y formatos que faciliten la participación.
Es normal encontrar diferentes niveles de motivación. Intenten identificar las barreras a la participación (falta de tiempo, percepción de irrelevancia, experiencias previas negativas). Utilicen un lenguaje cercano y positivo, resaltando los beneficios directos para su salud y bienestar. Involucren a líderes informales dentro de los grupos de trabajo que puedan actuar como multiplicadores de la información.
La sostenibilidad requiere la articulación con programas de bienestar universitario existentes y la formación de agentes de salud dentro de la misma población trabajadora. Consideren la posibilidad de crear grupos de apoyo entre pares, o la implementación de actividades periódicas que refuercen los mensajes de salud.
El respaldo institucional es fundamental. Busquen el apoyo de las autoridades universitarias, servicios de salud ocupacional, bienestar universitario y facultades relacionadas. La colaboración interdepartamental puede facilitar el acceso a recursos y espacios, así como dar mayor visibilidad a la estrategia.