La quiebra es un proceso legal en el que un individuo o empresa no puede cumplir con sus obligaciones financieras. Este mecanismo permite la reestructuración o liquidación de deudas, ofreciendo un marco jurídico que busca la equidad en el reparto de activos. La clasificación de la quiebra varía según la legislación, las características del deudor y las circunstancias que llevaron al incumplimiento.
Una de las formas más reconocidas en el ámbito de la quiebra se basa en el sistema legal de los Estados Unidos, que contempla diversos capítulos:
Conocido también como quiebra de liquidación, implica la acumulación de activos no exentos del deudor que son vendidos para pagar las deudas. Este procedimiento suele ser rápido y se utiliza principalmente para individuos o empresas en una situación irreparable de insolvencia.
Este mecanismo está diseñado para empresas en dificultades, permitiendo la reestructuración de deudas sin interrumpir las operaciones comerciales. La reorganización permite mantener la actividad económica mientras se implementa un plan de recuperación.
Orientado a individuos que tienen ingresos regulares, el Capítulo 13 permite la elaboración de un plan de pagos que se extiende entre tres y cinco años. Esto permite a los deudores mantener la propiedad de ciertos bienes, siempre y cuando cumplan con el plan acordado.
Además de estos modelos, otras clasificaciones incluyen:
Se da cuando, pese a todos los esfuerzos realizados, la situación financiera se derrumba de forma inevitable. Este tipo de quiebra se asocia a la falta de alternativas reales para sostener las operaciones.
Se produce cuando existen actos negligentes o malintencionados por parte del deudor. Normalmente, la mala administración o comportamientos fraudulentos conducen a esta situación, lo que puede acarrear sanciones adicionales a la liquidación.
Involucra el ocultamiento de información vital, alteración de registros contables o transferencia de activos para eludir el pago a acreedores. Las consecuencias legales en este contexto suelen ser más severas, con investigaciones y sanciones en el ámbito judicial.
Las sociedades en disolución son aquellas que han cesado sus operaciones comerciales regulares y se encuentran en proceso de liquidar sus activos y obligaciones. Este proceso se inicia formalmente mediante un acuerdo de los socios o accionistas, y tiene como fin la extinción de la entidad una vez cumplidas todas las obligaciones.
La disolución debe estar claramente estipulada en los estatutos sociales o mediante un acuerdo específico de los accionistas. Durante este período, la sociedad se conoce como "en liquidación" y sigue existiendo legalmente hasta que todas las operaciones pendientes se hayan concluido.
En la etapa de disolución, los órganos de administración tradicionales quedan sustituidos por liquidadors, quienes toman el control del proceso de liquidación. Esta transformación implica la suspensión de la actividad operativa y la dedicación exclusiva a la venta de activos, cancelación de deudas y distribución de los remanentes entre los socios.
Es obligatorio que el nombre de la sociedad refleje su estado, agregando la denominación “en liquidación”. Esto sirve para notificar a terceros que la empresa ya no está operando normalmente y se encuentra en proceso de disolución.
Entre las causas que pueden llevar a la disolución se encuentran:
Las acreencias constituyen las obligaciones de pago que tiene una sociedad o individuo frente a terceros. Su correcta clasificación es crucial para determinar el orden de pago en situaciones de quiebra o liquidación. La categorización permite priorizar y gestionar los créditos de manera equitativa.
Se trata de aquellas deudas que tienen prioridad absoluta en el pago. Ejemplos incluyen:
Incluyen aquellas deudas no garantizadas por activos específicos. Estas suelen cobrarse después de satisfacer las acreencias privilegiadas y pueden consistir en:
Se sitúan al final de la cadena de prelación. Estas deudas se pagan únicamente después de que se haya cubierto el pago tanto de las acreencias privilegiadas como de las ordinarias. Frecuentemente, involucran promesas de pago a largo plazo o créditos cuyo pago depende del éxito de la liquidación.
Tipo de Acreencia | Características | Ejemplos Comunes |
---|---|---|
Acreencias Privilegiadas | Alta prioridad, respaldadas por garantías legales | Impuestos, salarios, préstamos garantizados |
Acreencias Ordinarias | No están respaldadas por garantías específicas y se pagan después de las privilegiadas | Facturas por servicios, deudas bancarias sin colateral |
Acreencias Subordinadas | Pagadas en último lugar, usualmente a largo plazo | Préstamos subordinados, créditos residuales |
La liquidación es el proceso por el cual se disuelven las sociedades o se resuelve la quiebra de una entidad. Este procedimiento se lleva a cabo en fases ordenadas que aseguran que los activos sean vendidos y los pasivos queden satisfechos de acuerdo a la prelación de las acreencias. El proceso se puede dividir en tres etapas principales: disolución, liquidación y extinción.
La primera fase comienza con un acuerdo formal, ya sea por la voluntad de los socios o como resultado de la insolvencia, que decide poner fin a las operaciones regulares. Durante esta etapa se nombra a un liquidador, quien toma las riendas del proceso. La entidad conserva su personalidad jurídica pero añade el adjetivo "en liquidación" para informar a terceros sobre su situación.
Esta etapa consiste en la valoración y conversión de los activos de la sociedad en liquidez. Las actividades clave incluyen:
Una vez que todos los activos han sido convertidos en dinero y las obligaciones saldadas en el orden de prelación: