Las enfermedades cardiovasculares (ECV) representan una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Comprender a fondo los factores que incrementan el riesgo, reconocer tempranamente los síntomas y conocer las herramientas diagnósticas disponibles son pasos fundamentales para una prevención efectiva y un manejo adecuado. Esta guía busca ofrecer una visión integral sobre estos aspectos cruciales para la salud del corazón y los vasos sanguíneos.
Los factores de riesgo cardiovascular son aquellas condiciones, hábitos o características que aumentan la probabilidad de desarrollar una enfermedad del corazón o de los vasos sanguíneos. Se clasifican principalmente en modificables, aquellos sobre los que podemos actuar, y no modificables, aquellos que no podemos cambiar.
Estos factores pueden ser controlados, tratados o modificados mediante cambios en el estilo de vida o intervenciones médicas, lo que reduce el riesgo de ECV.
La presión arterial elevada de forma sostenida es un factor de riesgo primordial. Daña las paredes de las arterias, facilitando la aterosclerosis, y sobrecarga el trabajo del corazón. Su control es vital, ya que su combinación con otros factores como la obesidad o el colesterol alto incrementa drásticamente el riesgo.
Niveles elevados de colesterol LDL ("colesterol malo") y triglicéridos, junto con bajos niveles de colesterol HDL ("colesterol bueno"), contribuyen a la formación de placas de ateroma en las arterias (aterosclerosis). Esto puede obstruir el flujo sanguíneo y provocar eventos como infartos o ACV. Personas con colesterol total por encima de 240 mg/dl pueden tener el doble de riesgo de infarto.
Fumar es uno de los factores de riesgo modificables más impactantes. Daña el revestimiento de los vasos sanguíneos, acelera la aterosclerosis, aumenta la frecuencia cardíaca, eleva la presión arterial, reduce el oxígeno en la sangre y favorece la formación de coágulos (trombosis coronaria). Dejar de fumar reduce significativamente este riesgo.
Los niveles elevados de glucosa en sangre dañan los vasos sanguíneos y los nervios que controlan el corazón y los vasos. Un buen control glucémico es fundamental para mitigar el riesgo cardiovascular en personas diabéticas. Un valor de glucemia en ayunas superior a 99 mg/dl ya se considera un factor a vigilar.
El exceso de peso, especialmente la acumulación de grasa abdominal (perímetro abdominal mayor a 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres), se asocia con un mayor riesgo. La obesidad influye negativamente en otros factores como la hipertensión, la diabetes y los niveles de colesterol.
La falta de actividad física regular contribuye al desarrollo de múltiples factores de riesgo, incluyendo obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2 y perfiles lipídicos desfavorables. Realizar ejercicio de forma regular mejora la condición cardiovascular general.
Una alimentación rica en grasas saturadas, grasas trans, azúcares añadidos y sal, y pobre en frutas, verduras y fibra, puede llevar al aumento de peso, elevación del colesterol, triglicéridos y presión arterial. Adoptar una dieta cardiosaludable es una piedra angular de la prevención.
El consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial, contribuir al aumento de peso, aumentar los niveles de triglicéridos y dañar el músculo cardíaco.
Estos factores no pueden ser alterados, pero su conocimiento es importante para una vigilancia y prevención más personalizadas.
El riesgo de ECV aumenta progresivamente con la edad. En hombres, el riesgo suele aumentar significativamente después de los 45 años, y en mujeres, después de los 55 años o la menopausia. Esto se debe en parte al desgaste natural de las arterias y el corazón con el tiempo.
Tener familiares de primer grado (padres, hermanos) que hayan sufrido una enfermedad cardiovascular a una edad temprana (antes de los 55 años en hombres y antes de los 65 en mujeres) incrementa el riesgo personal. Ciertas predisposiciones genéticas pueden influir en factores como el colesterol o la presión arterial.
En general, los hombres tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y a edades más tempranas que las mujeres. Sin embargo, el riesgo en las mujeres aumenta significativamente después de la menopausia, debido en parte a la disminución de los niveles de estrógeno, una hormona que ofrece cierta protección cardiovascular.
El estilo de vida tiene una influencia directa y poderosa sobre los factores de riesgo modificables. Adoptar hábitos saludables es la estrategia más efectiva para prevenir las ECV. Esto incluye:
Estos cambios pueden reducir drásticamente los episodios cardiovasculares y la muerte prematura, tanto en personas sanas como en aquellas con ECV establecida o alto riesgo.
El siguiente gráfico de radar ilustra una estimación del impacto relativo de diversos factores de riesgo modificables en la salud cardiovascular general, así como una percepción subjetiva de la dificultad para modificarlos. Es importante destacar que el impacto puede variar entre individuos y que todos estos factores son importantes de controlar.
Este gráfico es una representación conceptual y no se basa en datos estadísticos precisos de estudios comparativos directos de todos estos factores de forma simultánea.
Reconocer los síntomas de las enfermedades cardiovasculares es crucial para buscar atención médica a tiempo, lo que puede salvar vidas y reducir secuelas.
Algunos síntomas pueden ser indicativos de un problema cardíaco subyacente:
Un infarto ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del corazón se bloquea. Es una emergencia médica. Los síntomas pueden variar, pero los más comunes incluyen:
Es importante destacar que las mujeres pueden experimentar síntomas de infarto de forma diferente, a veces más sutiles, como fatiga inusual, indigestión, dolor en la espalda o mandíbula, y dificultad para respirar sin el clásico dolor de pecho.
Síntomas comunes de un infarto cardíaco. Fuente: Médica Sur.
Un ACV ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe (ACV isquémico) o cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe (ACV hemorrágico). También es una emergencia médica. Los signos aparecen de forma súbita y se pueden recordar con el acrónimo R.Á.P.I.D.O. o F.A.S.T. (en inglés: Face, Arms, Speech, Time):
Otros signos pueden incluir:
Tomar nota de cuándo comenzaron los síntomas es vital, ya que esta información ayuda a determinar el mejor tratamiento.
Este video de Quirónsalud explora los factores de riesgo cardiovascular y, fundamentalmente, cómo prevenirlos, abordando la importancia de la dieta, el ejercicio y el abandono del tabaquismo. Proporciona una visión clara sobre cómo pequeñas acciones pueden tener un gran impacto en la salud del corazón.
El diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares se basa en la historia clínica del paciente, un examen físico detallado y una serie de pruebas complementarias. Estas pruebas ayudan a confirmar la presencia de una enfermedad, evaluar su gravedad y guiar el tratamiento.
La elección de las pruebas dependerá de los síntomas del paciente y los factores de riesgo.
Permiten medir niveles de colesterol (total, LDL "malo", HDL "bueno"), triglicéridos, glucosa en sangre (para detectar diabetes o prediabetes), y marcadores de inflamación como la proteína C reactiva de alta sensibilidad (PCR-as). También pueden incluir biomarcadores cardíacos (como troponinas) si se sospecha un daño al músculo cardíaco (ej. infarto).
Registra la actividad eléctrica del corazón mediante electrodos colocados en la piel. Puede detectar arritmias (ritmos cardíacos anormales), signos de isquemia (falta de riego sanguíneo al músculo cardíaco), un infarto de miocardio previo o en curso, o agrandamiento de las cavidades cardíacas. Puede realizarse en reposo o durante una prueba de esfuerzo.
Un electrocardiograma (EKG) es una prueba fundamental para evaluar la actividad eléctrica del corazón. Fuente: Hospital CMQ.
Utiliza ondas sonoras (ultrasonido) para crear imágenes en movimiento del corazón. Permite evaluar el tamaño y la forma del corazón, la fuerza de bombeo (fracción de eyección), el funcionamiento de las válvulas cardíacas y el flujo sanguíneo a través de las cavidades. Existen diferentes tipos:
Evalúan cómo responde el corazón al esfuerzo físico. El paciente camina en una cinta rodante o pedalea en una bicicleta estática mientras se monitoriza el ECG, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Puede ayudar a diagnosticar la enfermedad arterial coronaria y evaluar la capacidad funcional.
Es un procedimiento invasivo que se considera el "estándar de oro" para visualizar las arterias coronarias. Se introduce un catéter delgado a través de una arteria (generalmente en la muñeca o la ingle) hasta el corazón. Se inyecta un medio de contraste y se toman radiografías (angiogramas) para detectar obstrucciones o estrechamientos en las arterias coronarias. Durante el mismo procedimiento, se puede realizar una angioplastia con colocación de stent si es necesario.
En casos seleccionados, pueden ser necesarias pruebas más especializadas:
Proporciona imágenes detalladas del corazón y los vasos sanguíneos. La angiografía coronaria por TC (AngioTAC coronario) puede visualizar las arterias coronarias de forma no invasiva. La TC para cuantificación de calcio coronario mide la cantidad de calcio en las paredes de las arterias, un indicador de aterosclerosis.
Utiliza campos magnéticos y ondas de radio para crear imágenes detalladas de la estructura y función del corazón, sin usar radiación ionizante. Es útil para evaluar el músculo cardíaco (miocardio), el flujo sanguíneo, las válvulas y la presencia de cicatrices o inflamación.
Como el SPECT (Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Único) o PET (Tomografía por Emisión de Positrones). Se inyecta una pequeña cantidad de material radiactivo (trazador) que es captado por el músculo cardíaco. Las imágenes muestran cómo fluye la sangre a través del corazón en reposo y durante el estrés, ayudando a identificar áreas de isquemia o infarto. La PET cardíaca es especialmente útil para evaluar la enfermedad coronaria microvascular.
El monitor Holter es un dispositivo portátil que registra el ECG de forma continua durante 24-48 horas o más, para detectar arritmias que no aparecen en un ECG de corta duración. Los monitores de eventos se usan por períodos más largos y el paciente los activa cuando siente síntomas.
Procedimiento invasivo en el que se introducen catéteres con electrodos en el corazón para registrar la actividad eléctrica interna y evaluar el sistema de conducción cardíaco. Se utiliza para diagnosticar y tratar arritmias complejas.
Se extrae una pequeña muestra de tejido del músculo cardíaco mediante un catéter para su análisis microscópico. Se utiliza en casos específicos para diagnosticar ciertas enfermedades del miocardio (miocardiopatías, miocarditis).
Herramientas como la Calculadora de Riesgo ASCVD o la Calculadora PREVENT estiman el riesgo de un individuo de sufrir un evento cardiovascular (infarto, ACV) en los próximos 10 años o más, basándose en sus factores de riesgo. Ayudan a guiar las estrategias de prevención.
Este mapa mental resume los conceptos clave discutidos, ofreciendo una visión general de los factores de riesgo, síntomas y métodos diagnósticos relacionados con las enfermedades cardiovasculares.